En medio de la tensión interna en el peronismo y a días de que la Corte Suprema defina el futuro judicial de Cristina Kirchner por la causa Vialidad, Axel Kicillof sorprendió con su presencia en la sede del PJ en la calle Matheu, en la Ciudad de Buenos Aires. Inicialmente, desde su entorno habían anunciado que no participaría y que enviaría a cinco dirigentes de su espacio, Movimiento Derecho al Futuro (MDF). Sin embargo, tras una reunión con intendentes bonaerenses en La Plata, el gobernador bonaerense decidió viajar y estar presente en el acto encabezado por la expresidenta. Kicillof se ubicó en la primera fila, flanqueado por Mayra Mendoza (intendenta camporista de Quilmes) y Mariel Fernández (jefa comunal de Moreno, referente del Movimiento Evita). Lo acompañaron su vicegobernadora Verónica Magario y un grupo importante de funcionarios y dirigentes, incluidos Carlos Bianco, Gabriel Katopodis, Andrés “Cuervo” Larroque y otros intendentes del conurbano. Sin embargo, el recibimiento no fue cálido: no hubo aplausos, ni silbidos, sino un clima de incomodidad y distancia que evidenció las tensiones internas y rupturas partidarias, en un contexto marcado por las definiciones electorales y la estrategia del peronismo. Durante su discurso, Cristina Kirchner lanzó varias frases que, sin nombrar directamente a Kicillof, claramente apuntaron al gobernador bonaerense y a su espacio. “Tenemos todo un problema cuando se llega en nombre de un proceso colectivo y en lugar de mirarse y verse como un dispositivo de ese proyecto colectivo, tenemos gente que se asume como un proyecto personal. Es un problema que no es nuevo tampoco en el peronismo.” Más adelante, al hablar de la reorganización del partido tras la derrota de 2015, señaló: “Eso requiere de desprendimientos personales. La unidad siempre y cuando sea yo, no sirve.” Finalmente, desde la tarima y ante la militancia, lanzó: “Lo único que escucho últimamente es qué lugar me toca en las listas. Déjense de joder. Hay que ser solidarios. Hay que tener empatía con los demás. Pero nadie va a creer que somos solidarios si nos estamos despedazando entre nosotros.” Estas frases reflejan las tensiones que atraviesan al espacio oficialista, en un momento crucial en el que se espera la confirmación de la sentencia de la Corte Suprema que podría llevar a Cristina Kirchner a prisión. En paralelo, en el plenario previo al acto, el peronismo decidió entrar en estado de alerta y movilización, sumando el respaldo de gremios clave como UOM, Bancarios, Judiciales, SMATA y ATE, que preparan medidas de fuerza en caso de confirmarse la condena. La visita de Kicillof a la sede del PJ, aunque fue un gesto de apoyo, dejó en claro la distancia entre el gobernador bonaerense y Cristina Kirchner, y anticipa un escenario político complejo dentro del oficialismo en los próximos meses. NORTE HOY