Un nuevo episodio de violencia hacia los animales estremeció a la comunidad de Ramallo. En las últimas horas, se difundió un video en el que se ve a un hombre golpeando brutalmente a un pato contra una columna de alumbrado público, hasta dejarlo sin vida. La escena, acompañada de risas en segundo plano, generó una profunda conmoción y desató una ola de repudio en redes sociales y medios locales. La organización Animales Ramallo fue una de las primeras en reaccionar públicamente: “En Ramallo la indiferencia hacia el sufrimiento animal es alarmante”, señalaron desde la ONG, que además recordó que este tipo de hechos no son nuevos y que la falta de consecuencias ante actos de maltrato animal ya se volvió una constante. El hecho ocurrió en el Barrio Santa Rosa, el mismo sector donde meses atrás un grupo de jóvenes apedreó a un gato en plena plaza. Aquella escena también fue grabada, denunciada ante la policía e incluso llegó al Juzgado de Faltas, pero nunca se conoció una resolución concreta. “Cada vez que se mata a un animal con saña y no pasa nada, algo dentro nuestro también se muere”, expresaron desde la organización proteccionista. Las imágenes más recientes generaron un inmediato llamado a la acción. Organizaciones civiles y vecinos piden que se aplique de manera efectiva la Ley Nacional 14.346 de Maltrato Animal y exigen que el municipio incorpore programas de educación y concientización sobre el respeto por toda forma de vida. Mientras tanto, el intendente Mauro Poletti guarda silencio. Para muchos ciudadanos y defensores de los derechos animales, la falta de reacción del Ejecutivo municipal resulta inaceptable. “Un pueblo que no protege a los más indefensos está condenado a repetir su violencia”, advirtieron. Desde NORTE HOY, se pudo confirmar que el caso fue reportado ante autoridades policiales, pero al cierre de esta edición no se habían informado avances en la investigación ni medidas disciplinarias hacia el agresor. La sociedad ramallense, una vez más, se enfrenta a un espejo incómodo: el reflejo de una violencia que no se detiene y una estructura institucional que, ante cada nuevo hecho, parece mirar hacia otro lado. Diario NORTE HOY La reiteración de estos episodios en Ramallo evidencia un problema estructural que va más allá de la condena social. Sin una respuesta institucional firme, el mensaje que se transmite es de impunidad. La violencia que comienza con los animales puede escalar y trasladarse a otros ámbitos. No se trata solo de castigar, sino también de prevenir. La educación es clave, pero el Estado debe ser el primero en actuar.