Lucas Somoza, de 44 años, falleció en las últimas horas en el Hospital San Felipe de San Nicolás, donde permanecía internado desde mediados de agosto en estado crítico. Su muerte se produjo luego de varios meses de internación sin evolución favorable, tras el violento episodio ocurrido en una vivienda del barrio José Ingenieros que generó una fuerte conmoción en la comunidad. El hecho tuvo lugar el 17 de agosto pasado. De acuerdo a la reconstrucción realizada en su momento por las autoridades, Somoza protagonizó una situación de extrema gravedad dentro de un domicilio del barrio, durante la cual efectuó varios disparos con un arma de fuego. Como consecuencia, resultaron heridos su amigo, Nazareno Alberto Sigali, y su madre, Ana María Benedito. Tras los disparos, el propio Somoza se efectuó una herida de arma de fuego en la cabeza. Fue trasladado de urgencia al Hospital San Felipe, donde quedó internado en estado crítico. El cuadro clínico fue desde el inicio de extrema gravedad, con severa lesión cerebral y pérdida de masa encefálica, sin que lograra recuperar la conciencia en ningún momento de la internación. Ana María Benedito, de 72 años, fue asistida inicialmente y permaneció internada en la Unidad de Terapia Intensiva del mismo hospital. Pese a los esfuerzos médicos, falleció el 23 de septiembre, casi cuarenta días después de haber resultado herida. Su muerte profundizó el impacto del caso, que ya había generado preocupación y dolor entre vecinos del barrio José Ingenieros. Sigali, en tanto, logró sobreponerse a las heridas sufridas durante el ataque y recibió el alta médica tras su recuperación, quedando fuera de peligro. Con el paso de los meses, el estado de salud de Somoza no mostró signos de mejoría. Finalmente, en las últimas horas, las autoridades médicas confirmaron su fallecimiento, cerrando un episodio marcado por la violencia y sus consecuencias irreparables. El caso fue seguido de cerca por la Justicia y por la opinión pública, tanto por la gravedad de los hechos como por el impacto social que tuvo en la ciudad.  Más allá del desenlace judicial y sanitario, la tragedia vuelve a poner en el centro del debate la necesidad de una mirada integral sobre la prevención de situaciones de violencia extrema, el abordaje de los conflictos familiares y el acompañamiento temprano ante señales de riesgo. NORTE HOY