Diario NORTE HOY La reciente actualización del reglamento que regula la contratación de médicos residentes, publicada esta semana en el Boletín Oficial, despertó una ola de cautela y cuestionamientos en las provincias argentinas. Aunque en los hospitales e institutos dependientes del Ministerio de Salud de la Nación se recibió la medida como una actualización necesaria, en otras jurisdicciones predomina la incertidumbre sobre sus consecuencias reales para los profesionales de la salud y el sistema de formación. A partir de este año, los residentes podrán optar entre dos modalidades de remuneración: una pagada directamente por la institución donde desempeñan sus funciones, con posible mejora salarial, y otra financiada por el Estado nacional, que mantiene el esquema tradicional. Sin embargo, la flexibilización laboral que implica la nueva norma, especialmente en relación a la cobertura social y los aportes jubilatorios, despertó fuertes críticas. El ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, advirtió que “la decisión del Ministerio de Salud de la Nación habilita un régimen donde los residentes podrían trabajar sin aportes jubilatorios ni cobertura social estatal. Esto no representa una libertad, sino una flexibilización encubierta que afecta derechos esenciales tras años de formación”. En otras provincias, como Río Negro y Santa Fe, las autoridades se mantienen a la expectativa y ratifican que, al menos por ahora, se mantiene la continuidad en la remuneración y beneficios vigentes para los residentes. Sin embargo, el silencio administrativo y la falta de consultas previas al Consejo Federal de Salud y actores locales generan malestar y desconfianza. El director del Hospital de Clínicas de la Universidad de Buenos Aires, Marcelo Melo, calificó la medida como un factor que podría desincentivar la formación en hospitales públicos, pues “un médico podría tener su primer sueldo en blanco recién a los 35 años, lo que desmotiva la carrera profesional”. Desde el ámbito académico, el profesor y exdirector de Talento Humano del Ministerio de Salud de la Nación, Marcelo García Dieguez, señaló que si bien la integración con el ámbito universitario puede ser un avance, “el aumento de la carga horaria y la precarización contractual derivan en un sistema impredecible, que no aborda problemas estructurales como la falta de incentivos para especializarse en áreas prioritarias”. El nuevo reglamento introduce dos tipos de becas para los residentes nacionales: una a cargo del Ministerio, con un sueldo neto menor y menor cobertura, y otra a cargo de las instituciones, que pueden ofrecer mejores condiciones y montos. El trabajo semanal contempla 45 horas, con guardias que pueden llegar a 24 horas continuas y hasta ocho guardias mensuales. En total, el Estado nacional financia 3.175 cargos de residencias básicas, posbásicas y jefaturas en todo el país, de los cuales 1.155 corresponden al primer año, a cubrir a partir de septiembre. Los cambios, que no fueron consultados previamente con las provincias ni el sector universitario, abren un debate profundo sobre el futuro de la formación médica en Argentina. Esta actualización reglamentaria, publicada en NORTE HOY, refleja la tensión entre la necesidad de reformar el sistema y la incertidumbre que genera en quienes viven la residencia en primera persona. Opinión pública Especialistas y profesionales del sector coinciden en que, si bien es imprescindible modernizar la formación médica, cualquier reforma que afecte derechos laborales y condiciones de trabajo debe construirse con diálogo abierto y garantías claras. De lo contrario, el riesgo es agravar una crisis que ya afecta la vocación y la calidad del sistema público de salud en todo el país.